El reclamo de esta
playa de arena, grava y cantos rodados, se encuentra tras el
túnel peatonal que bordea los
acantilados verticales y agrestes, dando acceso a la bellísima y paradisíaca desembocadura del Torrent de Pareis,
fuente de inspiración de artistas y donde cada
verano se realiza un concierto coral gracias a su acústica excelente.