El
premio luego de la travesía, será llegar hasta Cala Sa Calobra luego de un último recorrido a pie a lo largo de 300 metros al pie de los
acantilados, incluyendo un trayecto por un
túnel. El resto será disfrutar del sol y de un chapuzón en un
rincón del Mediterráneo que una vez más, parece una
piscina. Claro que si queremos encontrar un espacio tranquilo y despojado de gente, será mejor no programar la visita en el mes de agosto.