Otra buena de Julio: Cuando yo estaba en
Petra, esa
fuente creo que no estaba; ahí era donde aparcábamos los ciclomotores, que por cierto, cada uno aparcábamos el nuestro sin candado ni nada y cuado alguien salía de la
cafetería de Can
Salón, cuyo propietario se llamaba Antonio, el padre y Tony el hijo, y tenía que ir a algún sitio y no tenía medios de locomoción, cogía el primero que pillaba y cuando el propietario iba a cogerlo, si no estaba, se esperaba hasta que el que lo había tomado volvía,
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