La
antigüedad y el origen de
Santa María de la Cuevita de
Artenara tiene origen en varios siglos atrás. Hay quien la vincula a la isla desde el siglo XVI, a raíz de las expediciones de mallorquines y catalanes en las que venían como evangelizadores frailes franciscanos, en cumplimiento de Bulas Papales encaminadas a incorporar a los canarios al cristianismo. Cuenta la
tradición que varios frailes franciscanos de las expediciones de mallorquines y catalanes, se adentraron por las abruptas barrancadas del lado occidental de
Gran Canaria en misión apostólica, llegando a las cumbres con una pequeña imagen de la
Virgen María a la que, con auxilio de algunos indígenas catequizados, labraron, cara a los precipicios, una reducida
casa de oración donde colocaron a la Señora.