Tras la conquista de la isla de Gran Canaria por los Reyes Católicos en el año 1483, se establece en Arucas un nuevo poblamiento a imagen del recién importado modelo castellano, en el mismo emplazamiento que, previamente, ocupó la población aborigen. Parece que la fundación del nuevo caserío ya era un hecho en 1503, con la concentración de un reducido núcleo de casas en torno a una pequeña ermita dedicada a San Juan Bautista, en una zona entre el llamado "Teatro nuevo" y la actual iglesia. El auge de la comarca propició que la ermita fuera elevada a parroquia en 1515. Con el paso del tiempo, la vieja iglesia se fue deteriorando, obligando a una importante reedificación en el siglo XVI, a la que siguieron sucesivas restauraciones.
Desde principios del siglo XX, se afianzó la idea de que la población contara con un edificio más grande y esplendoroso, debatiéndose entre mejorar el existente o levantar uno nuevo. Finalmente, venció la opción de la demolición y la construcción de uno nuevo en su lugar. Así, en enero de 1909, se empezó a desmontar el primitivo templo, al tiempo que ya se trabajaba en el proyecto de la actual iglesia.
Desde principios del siglo XX, se afianzó la idea de que la población contara con un edificio más grande y esplendoroso, debatiéndose entre mejorar el existente o levantar uno nuevo. Finalmente, venció la opción de la demolición y la construcción de uno nuevo en su lugar. Así, en enero de 1909, se empezó a desmontar el primitivo templo, al tiempo que ya se trabajaba en el proyecto de la actual iglesia.