Bueno, le leyenda de la silla es la siguiente:
Hace algunos años, uno de los obispos destinados a la
Catedral del archipiélago, llegó a la ciudad montado en un
caballo.
Tras llegar al
puerto más importante de las islas, el de Las Palmas, decide encaminarse a la
casa que le habían otorgado en su designación como prelado de la diócesis más pujante de todo el Atlántico.
En el trayecto al intentar atravesar el
rio que separaba el
barrio de Triana del primer asentamiento europeo fuera de las
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