El emblemático escritor vasco Miguel de Unamuno, perteneciente a la Generación del 98, denominó “Tempestad Petrificada” al conjunto montañoso del Roque Nublo, en alusión a sus violentas y espectaculares formas geológicas: “Es una tremenda conmoción de las entrañas de la tierra, parece todo ello una tempestad petrificada, pero una tempestad de fuego, de lava, más que de agua”. El Roque Nublo tiene la singularidad de ser uno de los mayores roques del mundo, por su gran altitud. Preside una de las mayores Calderas de la isla, la de Tejeda, y se levanta 80 m sobre su base y 1813 m sobre el nivel del mar. Realmente es el resto de una colada piroclástica de bloques y cenizas soldadas originada por la erupción explosiva del estratovolcán, cuya altura pudo alcanzar, según cuentan los especialistas, hasta los 3.000 metros. Hoy día está muy desarmado, y la erosión forzosa provocada... Monumento Natural Roque Nublo C-21. Alberga este espacio un elemento natural de gran singularidad y representatividad en el paisaje de la isla. Forma parte de los restos de materiales antiguos que conformaron el edificio central de la isla en los que los intensos procesos erosivos posteriores han modelado un peculiar resalte. Como valor añadido constituye un hito del territorio cargado de simbolismo para la población de la isla.