La Gomera, al igual que el resto de las
Canarias, es una isla volcánica. No obstante, los episodios volcánicos pueden considerarse cosa del pasado: las últimas erupciones se produjeron hace unos dos millones de años. La erosión del
agua ha trazado numerosos barrancos, y en la costa ha delineado prominentes
acantilados: ejemplo de ello es el espacio natural protegido de Los
Órganos, al norte de la isla. Los Órganos constituyen una muestra de columnatas basálticas, formadas por el lento enfriamiento de lava en un antiguo cráter. Las
columnas basálticas son formaciones regulares de pilares más o menos verticales, con forma de prismas poligonales, que se forman por fractura progresiva de la
roca durante el enfriamiento relativamente lento de lava basáltica en algunas coladas, en
chimeneas volcánicas o en calderas que no llegan a desbordarse o vaciarse repentinamente, por lo que su enfriamiento sucede in situ. Estas grietas son un caso especial de diaclasado denominado disyunción columnar. Además de en basaltos, se puede formar también disyunción columnar, aunque de manera menos frecuente, sobre otras
rocas volcánicas procedentes del enfriamiento de lavas de diferente composición química, como andesitas, dacitas y riolitas.