Se dice que
La Gomera nunca fue conquistada y que a lo largo de los años cuando los nuevos pobladores europeos fueron estableciéndose en la isla, los aborígenes reconocieron su autoridad. Los gomeros fueron un
pueblo "inconformista" y "rebelde" que se levantaba cada vez que se cometía una tropelía o una injusticia hacia su pueblo. Esta isla, al igual que
El Hierro,
Lanzarote y
Fuerteventura, estaba bajo un señorío, que duró hasta principios del siglo XIX, a diferencia del realengo en el que estaban las islas de
La Palma,
Tenerife y
Gran Canaria. El señorío de la Gomera está relacionado con la
familia Peraza que se caracterizó por su crueldad y por su tiranía. De hecho la reina de Castilla, Isabel la católica, terminaría quitándole a la familia Peraza los derechos de conquista de las islas mayores como eran La Palma, Gran Canaria y Tenerife.