Más de 600 kilómetros de
senderos nos invitan a conocer la isla a pie, la mejor manera de descubrir
rincones inolvidables como el Riachuelo de El Cedro, en el interior del
Parque Nacional de Garajonay, donde los enormes
árboles y helechos de un frondoso y húmedo bosque, ya desaparecido en la mayor parte del planeta, nos hacen enmudecer. Pero
La Gomera no es solo Garajonay. Los
caminos de la isla también recorren
paisajes radicalmente distintos al exuberante bosque. Es el caso de los profundos barrancos que desembocan en el
mar, cuyas laderas han sido labradas con esmero por el agricultor gomero, creando un bello
paisaje de bancales perfectamente dispuestos. Una riqueza y variedad paisajística en la que tampoco faltan frondosos palmerales que tapizan de verde muchos lugares de la geografía isleña.