Además, curiosidad ver el chorro de
agua que sale de un
árbol y la llamativa
ermita que mandó a construir una institutriz inglesa en 1935… ¡Lo que ha llovido! (nunca mejor dicho). Al llegar al final, al reducido espacio de construcciones, hay unas mesas para reponer fuerzas comiendo, y si no, al lado está el tradicional
Restaurante Bar Camping La Vista con su famoso potaje de berros, entre otros platos típicos; por añadir otro dato, hemos entrado en el municipio de
Hermigua. Y al casco de Hermigua nos vamos (tras otra ración de curvas, llevadera por lo que se ve de
camino y por el buen estado del firme). Allí tuve el centro de operaciones desinquieto… casi sólo para dormir, en la acogedora
Casa Creativa, con su
terraza para deleitarse cada mañana con el entorno. Si has venido siguiendo el blog, ya sabes que me intrigan los lugares abandonados, y era inevitable ir hasta el Pescante.