Una de las primeras cuestiones que se plantean es por qué la
iglesia está ubicada precisamente en ese lugar. Un mal sitio. Durante siglos, sufrió las inundaciones de las avenidas de
agua de los riscos de su trasera y las escorrentías del curso del barranco. Las excavaciones arqueológicas practicadas en el templo entre 1979 y 1980 permitieron localizar restos de una construcción aborigen en la cabecera de la iglesia. Además, según relata una crónica portuguesa de la época, la primitiva iglesia estaba rodeada de un frondoso palmeral. Sin duda, fueron las construcciones aborígenes y la protección del palmeral las que ofrecieron el mejor emplazamiento en la desembocadura de un barranco que pasaba por ser el único y verdadero
puerto de la isla de
La Gomera.