El
Retablo de
Santa Teresa (C) ya existía en la primera
iglesia. Su
antigüedad y abandono obligaron a rehacerlo con el compromiso de los descendientes de los fundadores. Sin embargo, la dejación de responsabilidades hizo que hasta después de 1818 no se reparara. Sus lienzos pudieron ser pintados por un discípulo del maestro palmero Tomás Rexe, sobre todo por su parecido con los
retablos laterales de la
Ermita de la Encarnación de Santa
Cruz de
La Palma. En ellos, el autor demuestra no dominar la técnica de la perspectiva, en particular en el
San Diego que porta la cruz. El remate de la estructura es probablemente del maestro del
altar del Pilar. Antes de llegar a la
Capilla del Pilar (F), aún hay espacio para un retablo, el del Carmen (1784) (D), que presenta idéntica estructura que los de San Miguel y
San Juan Nepomuceno y la novedad de abrir un nicho en la parte baja. Un espacio que el autor rodeó de ángeles trompeteros.