Cuando se inicia la colonización de la isla, ésta se encontraba jurídicamente bajo un Señorío, que duró hasta principios del siglo XIX, a diferencia de Realengo en el que hallaban las islas de
La Palma,
Tenerife y
Gran Canaria. El Señorío de
La Gomera estaba relacionado con la
familia Peraza. Con la llegada al poder de Hernán Peraza “el
Joven” al Señorío de la isla, se inicia un periodo de significativa violencia hacia los aborígenes gomeros. Tanto es así que en 1488 los antiguos gomeros se rebelan contra Hernán Peraza y le dan muerte; el resto de castellanos se refugian en la
Torre del Conde, hasta que Pedro de Vera, el conquistador venido desde Gran Canaria, logra sofocar la revuelta con gran crueldad. Este episodio marca el comienzo del sometimiento de la isla por parte de los castellanos