El Barranco de
Badajoz fue durante el
invierno la residencia, primero del Mencey (Rey) de
Güímar Acaimo, y después de su hijo, también Mencey de Güímar, Añaterve el bueno. Según se cree habitaron en la
cueva del Cañizo.
Años antes de la conquista un grupo de franciscanos había comenzado a predicar el evangelio por la isla de
Tenerife, hecho que facilitó mucho las cosas a los conquistadores. Fue debido a esta evangelización la que impulsó al Mencey Añaterve a hacer un pacto de
amistad con el que
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