El cardón canario es un arbusto alto y robusto, puede superar los 4 m de altura y los 100 m². Ésta característica es la razón por la que en el interior se crea un micro hábitat al que se asocian diversas especies animales y vegetales. Sus tallos cuadrados o pentagonales de 4, 5 ó 6 caras forman una especie de candelabro y están provistos de espinas cortas (0,5 cm) situadas en doble fila a lo largo del tallo. Las flores son verde-rojizas y salen de unas cápsulas de color rojo-pardo de los extremos superiores del cardón. El cardón de Jandía, en cambio, raramente alcanza el metro de altura, presenta tallos de entre 8 y 14 caras, y las espinas son más largas (2-3 cm).
Antiguamente el cardón era usado para “embarbascar”, una técnica que consistía en arrojar trozos de cardón en las orillas costeras para que el látex, muy tóxico, dejara atontados a los peces y pescarlos con mayor facilidad. También se ha utilizado como tratamiento veterinario para las cabras, como purgante, y, en medicina popular, para aliviar dolores de muelas y combatir enfermedades cutáneas, prácticas todas ellas peligrosas.
Antiguamente el cardón era usado para “embarbascar”, una técnica que consistía en arrojar trozos de cardón en las orillas costeras para que el látex, muy tóxico, dejara atontados a los peces y pescarlos con mayor facilidad. También se ha utilizado como tratamiento veterinario para las cabras, como purgante, y, en medicina popular, para aliviar dolores de muelas y combatir enfermedades cutáneas, prácticas todas ellas peligrosas.