Allí comienza el
parque natural Punta del Teno, de sorprendentes atardeceres cuando el sol hace brillar las
aguas estrelladas contra los
acantilados y éstos se tiñen de rojo. Desde el llamado
mirador de la Monja se contempla la mejor vista, así como pequeñas
playas sólo accesibles por
mar. La
carretera bordea el abismo y, poco más allá, termina el asfalto, en el
faro de Teno, punto de partida para numerosas
excursiones. Una de las más hermosas se dirige al cercano barranco de
Masca, con el pequeño
pueblo que lleva su nombre, sobresaliendo como una mancha blanca en medio de la
montaña. Hay pequeñas aldeas como Teno Alto, donde fabrican buen queso, y cultivos en
terrazas. Abundan los viñedos y, últimamente, los invernaderos donde se cultivan
frutas tropicales como la papaya. Otra forma de contemplar los sorprendentes
paisajes de Punta de Teno es por mar. Hay
barcos que salen desde el
puerto deportivo de Los
Gigantes (cerca de
Santiago del Teide) y recalan en la
playa de Masca, para hacer recorridos a pie. También se podría alquilar una
embarcación de
pesca en
Puerto de Santiago.