En el exterior de la basílica se proyectó en 1958 por el ingeniero Juan de la Roche una amplia
plaza explanada. Junto al
mar las antiguas
esculturas de los menceyes sobre plintos de basalto fueron sustituidas recientemente por otras más monumentales y realistas de José Abad. Junto a la Basílica y hacia el mar se localiza el
Convento dominico, restaurado hacia los años 60 del siglo XX en estilo neocanario y articulado en torno a un
claustro de planta cuadrada. A él se abren las distintas dependencias conventuales (
museo,
salón de conferencias, librería, recibidor, salón de
reuniones). En la planta alta se ubican las habitaciones de los religiosos, el oratorio, la
biblioteca, cocina y
comedor. Como elemento arquitectónico más destacado se cita la
puerta lateral de
piedra, de estructura adintelada, que descansa sobre medias
columnas corintias.