Los primeros indicios de población se remontan al siglo XVI, con la construcción de la
ermita de La Candelaria (que se ampliaría en siglos posteriores). Se desarrolló principalmente alrededor de la
iglesia y cerca del
Camino Real que atraviesa el barranquillo. Su economía estuvo basada principalmente en la
agricultura y en la alfarería, por su cercanía con El Cercado.