Convento de clausura.
A pocos metros del ex-convento agustino se halla el convento de las concepcionistas franciscanas, titulado de
San Pedro y San Cristóbal. Se trata del segundo convento femenino de
Garachico, después del convento de San Diego que se había fundado en 1590 y cuya edificación fue demolida a finales del siglo XIX.
El convento concepcionista fue también el último de los creados en la villa y su fundador fue, en 1637, Cristóbal de Ponte y Hoyo. En 1643 comenzó la vida en clausura de su comunidad religiosa que, a pesar de diversos avatares, se ha mantenido hasta la actualidad. Es, pues, el único convento que subsiste. No le afectó la erupción de 1706 pero la cercanía de la catástrofe obligó a las monjas a abandonarlo.
Las religiosas regresaron a él en 1708 y apenas un año después, en julio de 1709, un voraz incendio destruirá totalmente el
edificio. Su reedificación fue ordenada por el obispo Juan Francisco Guillén y los trabajos de reconstrucción se desarrollarán entre 1745 y 1749. Su cercanía al
mar le ha causado también problemas y en 1856 se vio parcialmente destruido por el oleaje.
A lo largo del siglo XX el edificio fue objeto de varias obras de restauración en su interior, perdiendo buena parte de su primitivo aspecto. Su
iglesia, de una sola nave con cubierta de estilo mudéjar, es la única dependencia abierta al público. En la
fachada norte sobresale la
portada principal de cantería. Pieza singular de su
arquitectura, representativa de las construcciones conventuales isleñas, es el ajimez que destaca sobre la
esquina noreste del convento.
Los
Molinos, lugar en el que se encuentra una pequeña y modesta edificación, único vestigio de un conjunto de molinos harineros, desaparecidos a lo largo el siglo XIX, cuya
fuente de energía era el
agua conducida a través de
canales. Con anterioridad, cercano a esta zona, se hallaba ubicado el
barrio de San Telmo cuya
ermita y todos los molinos que en él había fueron arrastrados por las lavas de 1706