Para los antiguos aborígenes, este árbol tenía propiedades mágicas.
El drago, el celoso guardián de las Islas. Para los primeros habitantes de Tenerife, los guanches, el drago era su tótem, lo llamaban Árbol Padre. Según se cree, cuando un guanche estaba herido o enfermo de gravedad se sometía a un ceremonial junto a un gran drago. Allí el chamán o brujo invocaba mediante una largo cántico al espíritu del árbol, después realizaba una incisión en la corteza y recogía la savia roja que manaba para...