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GUIMAR: Para los antiguos aborígenes, este árbol tenía propiedades...

Para los antiguos aborígenes, este árbol tenía propiedades mágicas.
El drago, el celoso guardián de las Islas. Para los primeros habitantes de Tenerife, los guanches, el drago era su tótem, lo llamaban Árbol Padre. Según se cree, cuando un guanche estaba herido o enfermo de gravedad se sometía a un ceremonial junto a un gran drago. Allí el chamán o brujo invocaba mediante una largo cántico al espíritu del árbol, después realizaba una incisión en la corteza y recogía la savia roja que manaba para aplicarla por todo el cuerpo del paciente, de esta manera, el árbol le aportaba su vitalidad para combatir el mal y devolverle la salud.
Desde épocas muy remotas llegaban los marineros a las islas en busca de la sangre de drago, un preciado tesoro, pues confiaban en esta sustancia como en un elixir mágico de longevidad y fuerza vital. Allí se encontraban con el pueblo guanche que adoraba, como protectores, a estos grandes seres excepcionales con forma de árbol prehistórico: un cuerpo recio del que parten todas las ramas desde el centro, cada una termina en una especie de cabeza con un penacho de hojas, parecen las cien cabezas de Ladón, el dragón (draco).