Comenzó a edificarse a finales del siglo XV y se fue definiendo a lo largo del tiempo según las necesidades particulares y sociales de cada momento.
Antes de que se produjera la conquista de la isla, Icod era uno de los núcleos de población guanche más importantes de
Tenerife. Después de la conquista siguió siendo también uno de los más destacados sobre todo por sus cultivos de la caña de azúcar y más tarde el cultivo de la vid.
La población se empezó a asentar en la zona actual de Las Angustias debido a que se encuentra en el entorno del barranco de “Caforiño”, en donde emanaba gran cantidad de
agua durante todo el año, la cual hizo que los habitantes de Icod conocieran este lugar como el
río de Icod.
Don Alonso Fernández de
Lugo, el conquistador de Tenerife, construyó un ingenio azucarero en las proximidades favoreciendo a la economía de la ciudad, lo que la hizo una de las principales en cuanto al cultivo de este producto. Icod se situaba ya entre las grandes potencias de Tenerife, junto a
Garachico, donde a través del
puerto de esta localidad obtuvo un gran desarrollo económico,
San Cristóbal de La
Laguna, La Orotava y en menor medida
Santa Cruz de Tenerife.
Actualmente, el
casco antiguo de la ciudad ha sido declarado Bien de Interés Cultural debido a su importancia histórica y que hoy acoge una zona comercial, complementarias a las existentes en la isla baja "Isla Baja".
El Incendio de 1798
El 2 de mayo de 1798 tuvo lugar el incendio más grave de la
historia de Icod. Tuvo su comienzo en la celda de una monja bernarda por haber dejado unas brasas encendidas. En dos horas y media el fuego redujo a cenizas a más de 20 edificaciones. Hubiera devorado el
pueblo entero si no se hubiera atajado el fuego demoliendo algunas
casas más apartadas. Se escapó de él, pese a su proximidad, la
parroquia de
San Marcos. Sin embargo, sucumbieron las casas consistoriales, con el pósito, carnicería y cárceles.
Se reconstruyó la población según el trazado de Antonio Guillermo Rodríguez y Luís Madero, pero el nuevo
edificio de la corporación, terminado en 1803, no se construyó con la solidez del antiguo ante la falta de recursos. El
convento de las bernardas no se volvió a construir, quedando como un solar. A principios del siglo XX, al suprimirse la
calle que pasaba junto a la cabecera del templo, se levantó, en el lugar del convento, el
Parque Andrés de Lorenzo
Cáceres.
La seguridad que presta el puerto de Icod, resguardado de casi todos los vientos y abrigado por los
acantilados que lo circundan, con buenos fondeaderos, y
playa, hizo que fuera escogido desde los comienzos de la conquista de Tenerife por los navegantes como
refugio en días de
tormenta. Estas ventajosas condiciones y la proximidad a los ricos bosques de
pinos que entonces poseía Icod, fomentaron el
comercio de maderas y la fabricación de
embarcaciones, llegándose a construir galeones y fragatas para el servicio del Rey.