La prosperidad que vino del
campo y la
agricultura. En el norte de la isla de
Tenerife,
Icod de los Vinos es un ejemplo de localidad creada y desarrollada a partir del aprovechamiento del campo y la agricultura. Conocida por la fama de sus vinos en el siglo XVI, albergó un importante ingenio azucarero de Tenerife. Destruida parcialmente por un incendio en 1798, fue reconstruida con esmero para aprovechar sus zonas verdes. El
casco antiguo se extiende alrededor de la
iglesia matriz de
San Marcos, las
plazas de Lorenzo
Cáceres y de la
Pila y el
convento de San Francisco. El
pueblo del famoso drago milenario. Un
paseo por Icod de los Vinos no está completo hasta visitar su famoso drago milenario. Especie vegetal singular de
Canarias y otras islas de la Macaronesia, su edad se estima en unos ocho siglos. El casco histórico, además de una
arquitectura tradicional, ofrece también la posibilidad de degustar el guiso de conejo con papas del país acompañado de un buen vino tinto de la zona. De
postre, la
repostería icodense dispone de
recetas tradicionales como truchas, rosquetes y bizcochones caseros.