Al parecer, años más tardes, Pedro de la
Cruz decidió ingresar en el
convento de
San Sebastián de
Icod de los Vinos bajo la orden de San Agustín. Siendo monje agustino tuyo la oportunidad de ir a Roma en 1570 donde adquirió la imagen de la
Virgen. Se dirigió con aquella pequeña imagen en sus brazos a ver al Papa para su bendición, tras lo cual este colocó dicha imagen en las manos de Fray Pedro de la Cruz y le dijo “sub tuum presidium confugibus” (“ponte bajo su amparo”). Así decidió que esa pequeña imagen se llamaría “Virgen de
El Amparo”, de ahí el nombre del
barrio donde se localiza. A su regreso, Fray Pedro de la Cruz vivió al lado de la
capilla, profesando una vida solitaria y
ermitaña, hasta que en su vejez se retiró al convento de San Sebastián donde murió. Se supone que es allí, en dicho convento, donde fue enterrado. Después de su muerte, la capilla de El Amparo pasó a régimen de distintos mayordomos, siendo éstos los encargados de la misma, ya que el párroco de la
Iglesia Matriz de
San Marcos tan solo se desplazaba a la ermita para oficiar las misas principales del año y en algún motivo puntual. Se cree que durante muchos años se adoró como “Virgen de la O”, advocación muy fuerte en toda esta comarca en aquellos años, siendo su festividad celebrada en el mes de diciembre. significar que en aquel momento, la Imagen de la Virgen no tenía niño Jesús en sus brazos, el cual se donó casi con toda probabilidad a partir del siglo XIX, siendo el que posee hoy en día. Dada la cantidad de fieles, romeros y peregrinos que acudían a venerar a la Virgen y debido a que en el mes de diciembre solía coincidir con mal tiempo, se decidió trasladar la celebración al 5 de agosto para mejor realce de las
fiestas, festividad litúrgica de Nuestra Señora de las Nieves. Por este motivo, mucha gente creía que la Virgen que se veneraba era la de las Nieves. Dada la gran devoción de los fieles, se hizo necesaria la ampliación de la ermita hasta el aspecto de como la conocemos hoy en día.
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