EL
JARDÍN DE LA QUINTA ROJA DE
LA OROTAVA. De Nicolás González Lemus: Tras su caída renace la aparcería (La ·Oandia, Las Arenas, La Albeja, La Luz,
San Miguel, etc), coexistiendo con jornaleros. En esta escala social la mujer y el niño desempeñaban trabajos productivos que permitiera asegurar el mantenimiento de la
familia. La vida social y cultural en la segunda mitad del siglo, como en la inmensa mayoría del país, estaba mediatizada por esa marcada división de clases. Los aristócratas eran valedores de una cultura elitista, muy cerrada y conservadora, en muchos casos adquirida en el extranjero (
Francia e Inglaterra, fundamentalmente), en cuyo club privado, El
Casino, realizaban sus momentos de ocio y satisfacían sus necesidades culturales, encaminadas fundamentalmente a perpetuar el soporte ideológico de la clase a la que pertenecían. La pequeña burguesía acomodada, con mayores ideas liberales, también tenía su propio club, el Liceo d~ Taoro