En el terreno donde actualmente está ubicada la "
Casa Brier", en la orotavense
calle “La Carrera”, existían antes la orden de los Jesuitas, que se habían establecidos en
La Orotava en el año 1600, empezaron a construir la casa en el año 1696, lo que más tarde sería "El
Colegio de los Jesuitas". La obra era un proyecto bastante sencillo aunque, la construcción de la
iglesia en el interior de la casa causó diversos problemas por querer situarla por donde pasaba la
canal del
molino de arriba. Al final tuvieron que modificar la situación inicial de la iglesia. Evidentemente nos cuenta el erudito realejero José Viera y Clavijo; a morir en
Canarias el padre Luís de Anchieta, -natural de La
Laguna y sobrino remoto, del otro venerable apóstol del
Brasil,- y que fue sepultado en el
monasterio de
San Idelfonso de las monjas de San Bernardo, sus compañeros de la orden jesuitas se volvieron a la península, quedando en La Orotava el padre Araujo con el hermano Cuéllar, quienes al cabo de cinco años de residencia consiguieron, a instancias del obispo y del general, que se celebrase cabildo en La Laguna para admitir, o no, la nueva fundación del colegio, en que hubo, como siempre, protestas y contradicciones.