El nombre de este municipio emplazado en el norte de
Tenerife y que ocupa también parte del centro de la isla, procede de la denominación que los aborígenes locales, guanches, le daban a esta zona: “Arautava” o “Arautápala”. Constituía parte del antiguo Menceyato de Taoro, uno de los nueve reinos aborígenes en que se encontraba dividida la isla de Tenerife hasta 1496, año en que finalizó el proceso de conquista de la isla. Este menceyato, en el
Valle de
La Orotava, era considerado el más poderoso de los nueve reinos. Tras la conquista, el Adelantado Alonso Fernández de
Lugo inició el reparto de tierras y
aguas entre los beneficiarios de la Conquista, hecho que originó múltiples conflictos por los intereses creados en torno a un territorio caracterizado por el buen clima, la fertilidad de sus suelos y por la abundancia de sus aguas.