En esta centuria y en la siguiente se produce un hecho cultural y social de destacada significación par a
Tenerife y
La Orotava: un grupo numeroso de extranjeros, principalmente ingleses y franceses, visita
Canarias con el fin de estudiar la geología, la
flora, la
fauna y la etnografía de estas tierras. La ambición de todos ellos era escalar la cima del Teide. Edens, Feuillé, Heberden, Van Stenford, Borda, Pringue, Galaup de la Perouse, Masson, Labillardiére, Macartney, Humboldt, Bonplan, Berthelot, Webb, Bory de Saint Vincent, el belga Leclercq y otros forman una pléyade de estudiosos e investigadores que irrumpen en nuestra Isla movidos por un afán de investigación científica. Los estudios y escritos de estos avanzados de la ciencia de su tiempo darán fama a nuestro
Valle, y La Orotava y el Teide se convertirán en punto de referencia en los ámbitos intelectuales europeos.