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Balcones de piedra, LA OROTAVA

El mismo suscitó la admira­ción y los elogios encendidos de viajeros, navegantes y naturalistas naci­dos en suelo isleño o venidos de tierras lejanas, entre otras razones por­que la montaña orientaba a los marinos por la costa de África en los ini­cios de la expansión atlántica europea y posteriormente en su ruta hacia el Sur. El Teide fue considerado la montaña más alta de la Tierra hasta las primeras décadas del siglo XVIII y como tal ha tenido un significado sin­gular en la Villa de La Orotava. Había nacido entre los viajeros y nave­gantes una tradición sobre el Pico de Tenerife, cuya apreciación se inser­tó rápidamente entre los fenómenos naturales cargados de leyenda, sim­bolismo y admiración, convirtiéndose en el icono por excelencia de Canarias. Prácticamente durante todo el siglo XVIII, gran parte de la vida de la Villa gira en torno al Teide. Es fuente de azufre que se exporta a la Península Ibérica, suministra el hielo a las clases altas isleñas y es recurso económico de muchos campesinos que actuaban como guías de los excursionistas, en un siglo marcado por la crisis económica.
(13 de Julio de 2019)