En el siglo XIX se van a producir dos de los hechos históricos más relevantes de la
historia contemporánea de la Villa, y que transformarán decisivamente el
pueblo y sus aledaños. El primero ocurrió al principio de la centuria. En las primeras décadas del siglo, los partidarios del liberalismo económico y contrarios a los privilegios e inmunidades que dificultaban el incremento de la producción y reparto de la riqueza, comienzan a realizar los procesos desamortizadores de las propiedades de las órdenes religiosas y de las tierras comunales y suprimen definitivamente el mayorazgo. A partir de entonces, el papel económico de los nobles, aunque mantuvieron un poder social muy importante, era decreciente. Las propiedades comenzaron a enajenarse y a redistribuirse.