Eran construcciones muy sencillas. Exteriormente tenían una forma troncocónica y su interior se componía de dos partes diferenciadas: la superior, que era la
cuba de carga donde se colocaban las
piedras que debían quemarse, y la inferior u hornilla, separadas por unas parrillas que descansaban en un
puente de hierro por su parte delantera y quedaban empotradas en la parte trasera de la obra o bien sobre resaltes de la misma. Una
puerta de acceso situada en la parte inferior del
horno servía para
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