Para los
pueblos bereberes, Juba II «era un extraño, un títere de Roma» y las rebeliones continuaron bajo el mandato de su hijo, Ptolomeo. De la extensa obra de Juba II, totalmente mutilada y fragmentada, no se conserva nada «de su puño y letra», por lo que había que ceñirse a las
fuentes griegas y
romanas, tal como ha hecho Alicia García. La obra de Juba II se perdió en los primeros siglos que siguieron a su muerte, ya que en la
Antigüedad se trabajaba con resúmenes y empezó a circular fraccionada. Libia fue la denominación antigua para lo que hoy llamamos África. Con este título de la obra de Juba pertenecen los textos que nos transmiten en latín Plinio el Viejo, muerto en el 79 d. C., en su famosa Naturalis
Historia, en los libros V y VI. Referencia bibliográfica: Juba II y su informe sobre las islas
Canarias por Marcos Martínez. Articulo en el periodico La Opinión de
Tenerife de 22 de Febrero de 2010