En los libros plinianos citados se describe la cordillera del Atlas y las tribus que lo habitan, entre ellas los canarii, que darían nombre a una isla con la denominación de Canaria, de donde procede nuestra propia nomenclatura (libro V). En el libro VI se aborda el famoso pasaje de la expedición que Juba II ordenó hacer a las Islas Afortunadas (Islas
Canarias), que se hallaban en el confín occidental del reino de Mauritania y probablemente Juba II envió una expedición para fijar sus coordenadas geográficas y también para recabar
información sobre su
flora,
fauna y etnografía. En época
romana debían circular ya, probablemente, algunos testimonios o noticias sobre las Islas Afortunadas, pero tras el relato de Juba II, recogido por Plinio el Viejo, y que es la información más precisa y fidedigna hasta ese momento, éstas quedaron otra vez en la oscuridad hasta las expediciones anteriores a la Conquista.