Fue el siglo de la prosperidad según la versión del ilustre historiador José Viera y Clavijo pues detalla la situación estructural y económica del lugar: se edificaron gran número de
casas en los pagos de Daute y Palma, Esparragal,
Erjos y Tierra del Trigo, que confluyeron en la concentración de 965 personas. Se iniciaron los primeros pasos en base a la infraestructura del lugar centrando el núcleo del lugar en la
plaza principal con su
iglesia y
convento,
casa parroquial, casa del vicario,
ayuntamiento y alhóndiga. En la plaza morían las principales
vías del
pueblo:
calles de la Estrella, plaza del
Calvario, El Sol, Félix Benítez de
Lugo,
Olivo Herrería, Medio, Rosa y El Clavel; concentrándose en las 149 casas un total de 589 habitantes. El pueblo concluía con dos pequeños callejones:
Puerto Escondido y Susana, donde se ubicaron catorce casas. En el último tercio de siglo,
Los Silos, según el censo de Aranda y Floridablanca, la población permaneció inalterable y contó con 31 labradores, dos artesanos, tres empleados de la Corona, dos
militares y un estudiante; además de 116 jornaleros y 39 criados.