EL PROBLEMA DEL NOMBRE: LOS GUANCHES-Los guanches argumentaban que muchos años antes de que la Isla se ganase por parte de los cristianos (en torno 1394), la imagen de la
Virgen se había aparecido a sus mayores, que la respetaron y reverenciaron. Ellos alegaron, a su vez, que, después de ganada Isla, y construida su
casa o templo, sus antecesores se avecindaron en el dicho término y lugar por su mucha devoción, siendo ellos, los guanches, los que tenían el derecho de sacarla a hombros. Por eso se quejan de que, años más tarde (1582), el Consejo y Regimiento de esta Isla pretendieran con alboroto e insultos portar la imagen en
procesión. Y explican que «sobre ello se litigó ante los señores de la Real Audiencia de Canaria, y nos ampararon en la dicha posesión y uso, mandando con penas que ninguna persona nos perturbase en ella». Sin embargo, en 1601, hubo nuevos intentos de autoridades y eclesiásticos en ser los portadores de la imagen. Al final, prevaleció el derecho de los guanches y su rito se prolonga hasta la actualidad (ver complemento adjunto: El Pleito de los Naturales y la Identidad Canaria).