Como no podía ser de otro modo hasta las flores, cuando mueren, nos dejan sin aliento, nos dejan como pidiendo una explicación a ese resultado, la belleza de la flor del Tajinaste, con sus alegres coloridos, deja paso a otra imagen, más acorde con el terrible medio en que se encuentra.
Su esqueleto se alza en medio de la lava petrificada como una señal que nos indica que todo aquí está forjado a fuego; hasta muerta, la flor, exhuma belleza y nos recuerda que el lugar donde estamos fue diseñado por la acción de una gigantesca caldera volcánica que se desplomó creando las Cañadas del teide.
todo aquí es pétrea belleza, desierto de piedra volcánica en estado puro, yunque para que el sol, el viento, el agua y el fuego modele un escenario en donde representar las más épicas tragedias.
Cualquiera que pasee por estas Cañadas de Teide recibirá el impacto de estar en otro mundo, en otro planeta y en otra dimensión.