Según el caballero inglés Edmond Scory (siglo XVI), los guanches creían que las almas de los malvados se detenían en el interior del Teide, mientras que las de los buenos y valientes habitaban en el
valle de Aguere, lugar en donde se encontraba la
laguna del mismo nombre que era también considerada sagrada por los aborígenes. La laguna de Aguere es el nombre que recibía un
lago situado junto al
casco antiguo de la ciudad de
San Cristóbal de La Laguna en la isla de
Tenerife —
Canarias,
España—, y que dio nombre a la localidad. A pesar de las diversas leyendas y supersticiones, los aborígenes guanches convivieron con el Teide y se convirtió en parte inseparable y fundamental de su cultura. El demonio Guayota comparte rasgos similares con otras deidades malignas habitantes de volcanes, como la diosa Pele de la mitología hawaiana, que vivía en el volcán Kīlauea y que era considerada por los nativos hawaianos como la responsable de las erupciones del volcán.