En la zona que es conocida por "la tarta" en la subida de la Esperanza, tiene gran variedad de colores, desde el blanco o casi hasta el gris oscuro casi negro, pasando por los marrones. Merece la pena pararse un rato allí y contemplarlo, no pasar rápido con el coche, sino disfrutar del paisaje, de los miradores, del entorno.