¿Ocurre algo bajo el Teide que deba generar alarma en la población tinerfeña y quienes visitan la Isla? No. No hay señales que permitan esperar una erupción. ¿Las puede haber en un futuro? La respuesta es también obvia: sí, porque es un sistema volcánico activo. Pero se trata de un futuro sin fecha, y para ello los científicos están haciendo un seguimiento, con más medios que nunca en la historia, para observar cualquier anomalía que pudiera medirse en emisiones de gases, deformaciones del terreno y terremotos, tres señales que, cuando se juntan, permiten anticipar una erupción.
DIARIO DE AVISOS ha pedido a dos centros científicos, el Instituto Geográfico Nacional (IGN) y el Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan) un diagnóstico de la situación actual del Teide, a raíz del sismo ocurrido el 6 de enero, que tuvo magnitud 3 en la escala de Richter y con epicentro justo en el pico Teide, originado a una profundidad de 6, 5 kilómetros (uno 3 kilómetros bajo el nivel del mar), según el IGN, y 6,6 kilómetros según el Involcan. Este instituto rebaja la magnitud a 2,5 pero puntualiza que estos valores “poseen una incertidumbre experimental de aproximadamente 0,3 para la magnitud y 3 kilómetros para la profundidad”.
María José Blanco, directora del IGN en Canaria. / DA
Al IGN, que depende del Ministerio de Fomento, compete la vigilancia volcánica. Su directora en Canarias, María José Blanco, señala que en Tenerife el IGN “no ha registrado deformaciones locales superiores al error de la técnica instrumental”.
“Hay cierta sismicidad asociada a los tres ejes estructurales de la Isla, y la ocurrencia de algunas series como la de octubre de 2016; y en la red geoquímica en galerías, no se han detectado en agua o aire valores anómalos en los gases monitorizados; tampoco en las muestras gaseosas hasta ahora analizadas”, expone.
DIARIO DE AVISOS ha pedido a dos centros científicos, el Instituto Geográfico Nacional (IGN) y el Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan) un diagnóstico de la situación actual del Teide, a raíz del sismo ocurrido el 6 de enero, que tuvo magnitud 3 en la escala de Richter y con epicentro justo en el pico Teide, originado a una profundidad de 6, 5 kilómetros (uno 3 kilómetros bajo el nivel del mar), según el IGN, y 6,6 kilómetros según el Involcan. Este instituto rebaja la magnitud a 2,5 pero puntualiza que estos valores “poseen una incertidumbre experimental de aproximadamente 0,3 para la magnitud y 3 kilómetros para la profundidad”.
María José Blanco, directora del IGN en Canaria. / DA
Al IGN, que depende del Ministerio de Fomento, compete la vigilancia volcánica. Su directora en Canarias, María José Blanco, señala que en Tenerife el IGN “no ha registrado deformaciones locales superiores al error de la técnica instrumental”.
“Hay cierta sismicidad asociada a los tres ejes estructurales de la Isla, y la ocurrencia de algunas series como la de octubre de 2016; y en la red geoquímica en galerías, no se han detectado en agua o aire valores anómalos en los gases monitorizados; tampoco en las muestras gaseosas hasta ahora analizadas”, expone.