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PORIS DE ABONA: Para Daniel Alonso C....

Para Daniel Alonso C.
con amistad y afecto
de San Pedro de Mérida

EL PESCADOR
En un barco solitario
pesca un viejo marinero,
con un sedal en sus manos
el pelo revuelto al viento.
Pescar los peces del mar
es su sino y su consuelo,
y la barca sube y baja
meneando el casco viejo.
Entre bogas y las carpas
que mueren por su consuelo,
mira largo al horizonte
mientras habla con el viento.
Él dice al aire que pasa
y que acaricia su pelo,
que le traigan las gaviotas
pues no tiene compañero.
Qué no quiere estarse sólo
aunque le susurre el viento,
mientras espumas de olas
le salpicas los cabellos.
Cuando de pronto el sedal
tensa su estremecimiento,
y la tensión de su línea
hace que sangren sus dedos.
Entre arrugas de su cara
y con destreza de experto,
amarra el sedal a proa
y enfoca la quilla al viento.
Y grita... grita a los aires
y a los peces de su cesto,
que la presa que ha picado
es un monstruo de averno.
El pez arrastra la barca
y la quilla rompe en sesgo,
y el sedal tenso reluce
alegrando al marinero.
Navega en el mar la barca
alejada entre los vientos,
entre brisas murmurantes
que alejan al marinero.
El sólo… sólo se queda,
dormido sobre su cesto,
mientras la brisa marina
acaricia el pensamiento.
Nunca volverá el marino
ni la barca con los remos.
Se mecieron para siempre
entre suspiros del viento.

Autor:
Críspulo Cortés Cortés
El Hombre de la Rosa