Las piedras de cal se empleaban para elaborar el producto final que se transportaba por barco desde Gran Tarajal (Fuerteventura), siendo descargada en lanchas desde la zona conocida como La Burrera, por el muelle de Daute, e incluso por el de Garachico. Estos hornos, según manifestación de D. Fernando Hernández, funcionaron hasta los años sesenta; época en la que se generalizó el uso del cemento, quedando la cal en segundo plano.