Su etimología procede de la combinación de los dos términos en griego clásico hippos (que significa "caballo"), por el peculiar parecido que presenta su cabeza con la de los caballos, y kampos ("monstruo de mar").
El Registro Mundial de Especies Marinas, WoRMS en inglés, acepta 54 especies en el género, estando catalogadas la mayoría por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
El cuerpo de los caballitos de mar está cubierto por una armadura de placas o anillos de constitución ósea. Su forma de nadar es muy diferente a la de los demás peces, así como la característica de tener el cuerpo en ángulo recto con la cabeza, hecho que no se da en ningún otro género conocido de peces. Adoptan una posición erecta, impulsándose con su aleta dorsal. El desplazamiento vertical lo consigue ajustando el volumen de aire de las vejigas natatorias y mediante las aletas pectorales. Las aletas son muy tenues y tienen forma de abanico. La dorsal impulsa los desplazamientos horizontales, y la agita unas 3 veces y media por segundo. No tienen aleta anal, en su lugar tienen una cola prensil, que se enrolla en espiral y les permite aferrarse a corales y plantas subacuáticas.
Son miméticos, y, según la especie, capaces de desarrollar largos filamentos de piel, o cambiar su color, para confundirse entre las macroalgas de su entorno. Esta estrategia de camuflaje es vital para su supervivencia, ya que, al ser muy lentos de movimientos, no pueden huir eficazmente de sus predadores. Los caballitos de mar se han encontrado en estómagos de grandes peces pelágicos, tales como el atún, la castañeta roja, el pez dorado, o de cangrejos y aves de mar.
Respiran mediante branquias y su cuerpo se soporta gracias a una columna vertebral. Para comunicarse con sus congéneres, provocan una especie de chasquido con rápidos movimientos de su cabeza, haciendo rozar una parte del cráneo con una parte de su esqueleto externo superior. Este sonido también es perceptible en cautividad, cada vez que aspiran una presa con su tubo bucal.
El sentido del olfato está ubicado en unas fosas olfativas —situadas delante de los ojos— que filtran el agua, que es analizada con precisión por células especializadas. Su oído está compuesto por unos pequeños huesos, llamados otolitos, que son utilizados para recibir vibraciones externas.
Los caballitos de mar son depredadores de pequeños invertebrados. Poseen un sistema visual con ojos que tienen movilidad independiente entre sí, les ayudan a reconocer sus presas, pequeños crustáceos que forman parte del zooplancton. Cuando la presa se pone a su alcance es aspirada a través de su hocico óseo por medio de un rápido movimiento de su cabeza. Tragan enteras a sus presas al no disponer de dientes, y se ven obligados a consumir grandes cantidades de comida, ya que prácticamente carecen de estómago.
El Registro Mundial de Especies Marinas, WoRMS en inglés, acepta 54 especies en el género, estando catalogadas la mayoría por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
El cuerpo de los caballitos de mar está cubierto por una armadura de placas o anillos de constitución ósea. Su forma de nadar es muy diferente a la de los demás peces, así como la característica de tener el cuerpo en ángulo recto con la cabeza, hecho que no se da en ningún otro género conocido de peces. Adoptan una posición erecta, impulsándose con su aleta dorsal. El desplazamiento vertical lo consigue ajustando el volumen de aire de las vejigas natatorias y mediante las aletas pectorales. Las aletas son muy tenues y tienen forma de abanico. La dorsal impulsa los desplazamientos horizontales, y la agita unas 3 veces y media por segundo. No tienen aleta anal, en su lugar tienen una cola prensil, que se enrolla en espiral y les permite aferrarse a corales y plantas subacuáticas.
Son miméticos, y, según la especie, capaces de desarrollar largos filamentos de piel, o cambiar su color, para confundirse entre las macroalgas de su entorno. Esta estrategia de camuflaje es vital para su supervivencia, ya que, al ser muy lentos de movimientos, no pueden huir eficazmente de sus predadores. Los caballitos de mar se han encontrado en estómagos de grandes peces pelágicos, tales como el atún, la castañeta roja, el pez dorado, o de cangrejos y aves de mar.
Respiran mediante branquias y su cuerpo se soporta gracias a una columna vertebral. Para comunicarse con sus congéneres, provocan una especie de chasquido con rápidos movimientos de su cabeza, haciendo rozar una parte del cráneo con una parte de su esqueleto externo superior. Este sonido también es perceptible en cautividad, cada vez que aspiran una presa con su tubo bucal.
El sentido del olfato está ubicado en unas fosas olfativas —situadas delante de los ojos— que filtran el agua, que es analizada con precisión por células especializadas. Su oído está compuesto por unos pequeños huesos, llamados otolitos, que son utilizados para recibir vibraciones externas.
Los caballitos de mar son depredadores de pequeños invertebrados. Poseen un sistema visual con ojos que tienen movilidad independiente entre sí, les ayudan a reconocer sus presas, pequeños crustáceos que forman parte del zooplancton. Cuando la presa se pone a su alcance es aspirada a través de su hocico óseo por medio de un rápido movimiento de su cabeza. Tragan enteras a sus presas al no disponer de dientes, y se ven obligados a consumir grandes cantidades de comida, ya que prácticamente carecen de estómago.