La zona sobre la que se asienta la ciudad es una formación estrechamente vinculada a la actividad eruptiva de conos volcánicos situados entre la Cordillera Dorsal y el macizo de Anaga, cuyas emisiones basálticas corresponden a la serie más reciente de la isla. Con anterioridad a este periodo de actividad, la Vega Lagunera era un barranco de la red hidrográfica del macizo de Anaga, que discurría hacia el suroeste en esta zona, vertiendo sus
aguas en el
mar. La Cordillera Dorsal, también llamada dorsal de Pedro Gil, es una cordillera que recorre el centro de
Tenerife hacia el este de la isla. Tiene 25 kilómetros de longitud, con una altura media de 1600 msnm. Las coladas lávicas procedentes del
campo volcánico de La Esperanza se derramaron en esta área con dirección norte y este, penetrando algunas de ellas por el cauce del barranco, cerrando su curso. Con posterioridad se formó una
laguna con los aportes de
agua de
lluvia, cuyo volumen era mayor que el de las pérdidas sufridas por evaporación o desagüe.