La violencia de la erosión provocó una rápida sedimentación durante el Cuaternario, que elevó progresivamente el fondo de la
laguna, permitiendo la formación de limos arcillosos, con ausencias de granulometrías gruesas y potencia variable, superando en algunos lugares los 20 metros de potencia. Desde el punto de vista geológico los sedimentos son muy importantes en la zona, destacando las arcillas lacustres de La Laguna, Los Rodeos, La Esperanza. A raíz del poblamiento, el proceso sedimentario se intensificó. Las roturaciones desplazaron el bosque hacia el nordeste del llano, hasta su límite moderno, en el
monte de
Las Mercedes, los suelos, sin
manto vegetal, fueron erosionados con más facilidad. Desde finales del siglo xvi la laguna tenía poco fondo y durante el
verano a menudo se secaba completamente; en 1799 era sólo un
pantano, y desapareció definitivamente en 1837, desecada artificialmente, y se acabó de elevar su fondo mediante los trabajos llevados a cabo con esa finalidad por la Comandancia de Ingenieros.
Fruto de esta evolución, la zona ofrecía buenas condiciones para los cultivos y la posibilidad de obtener madera y
piedra, sin que su transporte exigiera grandes trabajos.