Tenerife: Son diversos los nombres que las distintas culturas han atribuido a Tenerife a lo largo de la
historia. Así por ejemplo, para los nativos guanches la isla recibía el nombre de Achined, Achinet o Chenet, aunque en función de la bibliografía que se consulte, la nómina puede adquirir diferentes variaciones ortográficas. Según el historiador Ignacio Reyes la forma primitiva sería (w) a-zenzen con el valor de 'resonancia, zumbido, retumbo', mientras que Álvarez Delgado indica que Achinech −at-ti-ney− es «una expresión cariñosa o afectiva» que traduce como 'he aquí la mía' o 'la mía', 'mi tierra'. Las descripciones
romanas de las islas Afortunadas (especialmente Plinio el Viejo en su obra Naturalis Historia). La Antigua Roma es tanto la ciudad de Roma como el Estado que fundó en la
Antigüedad. La idea de la Antigua Roma es inseparable de la cultura latina. Se formó por una agrupación de
pueblos en el siglo VIII a. C. y dominó el mundo mediterráneo y la Europa Occidental desde el siglo I hasta el V mediante la conquista
militar y la asimilación de las élites locales. Su dominio ha dejado importantes huellas arqueológicas y numerosos testimonios literarios. Todavía hoy da forma a la imagen de la civilización occidental. Durante estos siglos, la civilización
romana pasó de una monarquía a una república oligárquica y luego a un imperio autocrático. Islas Afortunadas o Islas de los Bienaventurados son el lugar donde, según la mitología griega, las almas virtuosas gozaban de un reposo perfecto después de su muerte, equivalente al Paraíso de otras
tradiciones escatológicas. Gayo Plinio Segundo, conocido como Plinio el Viejo, fue un escritor, naturalista y militar latino. Realizó estudios e investigaciones en fenómenos naturales, etnográficos y geográficos, recopilados en su obra Naturalis historia, siendo modelo enciclopédico de muchos conocimientos hasta mediados del siglo xvii cuando sus estudios fueron sustituidos por investigaciones basadas en el Método Científico y el Empirismo moderno. Sus obras fueron la base de muchos exploradores occidentales como Odorico de Pordenone, Marco Polo, Antonio Pigafetta, Cristóbal Colón y Fernando de Magallanes, así como del conquistador español Hernán Cortés, quienes hacían coincidir las descripciones geográficas y etnológicas de Plinio con sus propios descubrimientos, incluyendo seres y regiones fantásticas de la mitología grecolatina. Historia natural es una enciclopedia escrita en latín por el procurador imperial
romano Plinio el Viejo. Esta es una de las mayores obras individuales que sobreviven del Imperio romano en nuestros días, que pretendía abarcar todo el conocimiento que en ese momento se tenía.