Para llegar debes atravesar un
sendero que discurre frente a la costa. Además, una vez aparques el
coche en una de las
calles próximas a su acceso, hay que bajar por unas
escaleras hasta llegar al charco y a la zona habilitada para tumbarte a tomar el sol. Aunque por lo general el oleaje es tranquilo, debes de tener precaución porque a veces puede ser fuerte. También es recomendable llevar bebida y
comida porque una vez bajes, no hay ningún sitio para
comprar nada, salvo que quieras volver a subir las escaleras. Además, no muy lejos de allí, en pleno corazón de
Puerto de la Cruz, se encuentran el
lago artificial más famoso de
Tenerife, las
piscinas Martiánez, el lugar perfecto para intercalar un baño refrescante con un buen helado, tumbados en una de sus cientos de hamacas.