¡Que recuerdos!, cuando veníamos del Charco del Viento de bañarnos todas las tardes de verano y de regreso, muchas veces, nos metíamos en la finca que estaba en "la recta", y robábamos algunos plátanos. Todo hay que decirlo: "los plátanos robados (y más con el hambre que da el mar) son los que mejor saben". Muchos me entenderán.
(Estoy hablando de los años 90)
(Estoy hablando de los años 90)