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salón de compra de ñames, SANTA CATALINA

(Ñames de La Hacienda)

Pronto llegarán también las castañas, que ya aparecen en las ventas por sacos, y las cajas de sardinas saladas, los plátanos guisados y los primeros vinos de la zona.

En el salón de Francis se junta mucha gente los fines de semana. La voz corre raudamente y empiezan a llegar gentes de un lado y otro de la isla para probar los primeros ñames, su vino blanco y el pescado salado compuesto, como enyesque para poder camuflar ante la Guardia Civil los eflujos de los alcoholes de la uva.

Y es que hasta no hace mucho, Santa Catalina se llenaba en sus fiestas de ventorillos improvisados en los salones de las casas del barrio. Se asaban pinchos, se bebía vino casero y se amenizaba la noche con alguna improvisada parranda que amanecía en el barrio dando la serenata.

Eran otros tiempos y todo cambia, no sé si para mejor o peor, lo cierto es que hay cosas que aún se resisten a desaparecer. Mientras tengamos los ñames en La Hacienda, las manos de Francis, y las ganas de seguir consumiendo estos productos -pues la comida también forma parte de nuestra cultura-, podemos decir que parte de nuestra historia, de nuestra vida, no morirá.
(2010)
Esta imagen es: Made in Norte de Tenerife.