Se tiene conocimiento de la construcción de una ermita en el año 1510, estando ubicada en el lugar conocido por “puerta quemada” y fue arrasada por el aluvión de 1826. La actual ermita de Santa Catalina (la que vemos en la fotografía) está situada en la parte antigua del barrio y fue construida en 1878 en un entorno de arquitectura tradicional canaria.